Una forma de diferenciar la influenza de un resfriado común es que aparece antes del cortejo respiratorio, un cuadro febril o sentirse afiebrado o calentureado.
Algunos de sus síntomas son mucosidad nasal (rinorrea) o nariz tupida, dolor de cabeza, dolor muscular y articular, dolor de garganta, cansancio y tos.
Pueden presentarse vómitos y diarrea, aunque esto es más común en los niños que en los adultos.
Esta enfermedad normalmente se resuelve sola, aunque pueden utilizarse medicamentos para aliviar los síntomas (medicación para la fiebre, rinorrea y malestar general) sin necesidad de aplicar antibióticos porque se trata de una enfermedad viral.
¿A quiénes puede complicarse la influenza?
La influenza puede generar complicaciones en los siguientes grupos de riesgo:
¿Cómo prevenir la influenza?
Presta atención a la higiene personal: lávate las manos cada vez que llegues a casa, comas o vayas al baño.
Vacúnate. La vacunación contra la influenza se hace anualmente para todas las personas a partir de los 6 meses de vida.
La vacuna contra la gripe estacional de cada año brinda protección contra los tres o cuatro virus de la influenza que se prevé serán más frecuentes durante la temporada de gripe de ese año, basados en los virus hallados en ambos hemisferios del planeta durante la temporada anterior.
La vacunación nos protege de adquirir la influenza, y sobre todo de los virus que causan mayores complicaciones. Es una medida fundamental para todo el personal de salud y para quienes están expuestos a los factores de riesgo que mencionamos antes.
Estar vacunado contra la influenza no significa que no nos va a dar gripe, sino que no nos va a dar influenza. Estaremos protegidos de aquellos virus que producen mayores complicaciones y que podrían poner en riesgo nuestra vida.