El desarrollo social se inicia desde nuestros primeros días de vida y evoluciona a lo largo de los años de acuerdo con las respuestas que recibimos de nuestros cuidadores, de nuestro entorno y también en función de nuestras experiencias vividas.
Al respecto, el miedo a no ser aceptado socialmente representa una respuesta normal. Así, por ejemplo, el hecho de sentirnos nerviosos durante una presentación o una cita puede generar en nuestro organismo una respuesta física y psíquica proporcional al evento en cuestión, la cual empero no limita nuestro objetivo final de realizar dichos eventos. Sin embargo, cuando experimentamos un gran nivel ansiedad, inseguridad y vergüenza de no poder cumplir con ciertas expectativas, podríamos estar atravesando un trastorno de ansiedad social (TAS).
El TAS es uno de los trastornos de ansiedad más frecuentes en el ser humano y presenta una prevalencia del 8-12%. Asimismo, es más común en las mujeres y se presenta, sobre todo, en el inicio de la adolescencia. A continuación, algunas de las características más importantes de este trastorno son:
El TAS altera significativamente nuestro desempeño social, laboral, académico y personal y genera, con ello, una gran disfunción. Asimismo, se estima que un 70% de pacientes con diagnóstico de TAS presenta alguna comorbilidad psiquiátrica, siendo la depresión y el ataque de pánico las más frecuentes.
Es importante recordar que nuestro bienestar psicológico depende del equilibrio que existe entre la autonomía personal y un cierto grado de aceptación sobre las relaciones positivas con otras personas.
Por tal motivo, es fundamental acudir a un especialista para que nos ayude a determinar un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado.