Al salir de alta post infección, presentan secuelas que van desde manifestaciones respiratorias, cardíacas, neurológicas y otras que requieren de un seguimiento médico multidisciplinario a fin de lograr el retorno a sus actividades.
En los casos asintomáticos pueden aparecer manifestaciones posteriores, como fatiga crónica, afecciones pulmonares y cardiacas, que no se evidenciaron en la fase aguda, siendo necesaria una evaluación médica que identifique posibles condiciones clínicas que limiten el normal desarrollo de sus actividades.
Los pacientes que tuvieron estancias hospitalarias prolongadas van a requerir seguimiento médico permanente así como una dieta individualizada para reponer los déficits nutricionales, por la pérdida de peso y masa muscular. Además hay que prestar especial cuidado a las secuelas con compromiso de piel (úlceras de presión en rostro, tronco y extremidades) que pudieran presentar estos pacientes por la hospitalización prolongada, ya que pueden requerir un manejo médico estricto y continuos cuidados para evitar complicaciones mayores.
Es importante que la evaluación médica post infección pueda identificar también síntomas de depresión, ansiedad o estrés postraumático, que pueden requerir tratamiento farmacológico, terapia de apoyo psicológico y soporte familiar para recuperar la estabilidad mental.