Aunque el acné es una enfermedad frecuente de la piel que afecta al 15% de las personas que acuden a consulta dermatológica, no es una condición imposible de revertir.
Causas del acné
Esta enfermedad inflamatoria que afecta al folículo pilosebáceo tiene un origen multifactorial. Algunas de las causas de su aparición son:
Cómo se desarrolla el acné
Esta molesta enfermedad se fundamenta en 4 pilares:
Dónde se localiza
El acné se localiza en los lugares del cuerpo con mayor densidad de glándulas sebáceas como cara, pecho y espalda. Esto origina lesiones cutáneas como comedones, pápulas, pústulas, nódulos y quistes. Las personas con acné suelen tener la piel grasa o mixta.
Cómo se diagnostica
Aunque en muchos casos las lesiones en la piel son notorias, su diagnóstico es clínico y debe hacerse a través de un buen examen físico. Esto es muy importante porque solo así se puede identificar qué tan severo es el cuadro y cuáles son los pasos a seguir, siempre dictados por un profesional.
Cuando se visita a un especialista oportunamente, el paciente podrá evitar las secuelas como cicatrices o pigmentación secundaria.
Se recomienda acudir al médico ante la aparición de comedones también llamados espinillas, en lugar de manipular la piel en casa o con medicinas o remedios caseros que podrían empeorar la condición y dejar marcas de por vida.
El tratamiento del acné
El correcto tratamiento de esta condición dependerá de las caracteristicas del acné para cada persona. Para indicar el tratamiento se tiene en cuenta la edad, el género, el tipo de acné y las restricciones dietéticas del paciente, así como los tratamientos previos usados y las expectativas del paciente.
Una persona que tiene acné deberá seguir las indicaciones farmacológicas del especialista, aunado a un cambio en sus hábitos, como por ejemplo evitar carbohidratos de alto índice glicémico, no manipular las lesiones y sobre evitar a toda costa la automedicación.
El acné puede tener un impacto significativo en el paciente desde el punto de vista emocional. Sin embargo, es una enfermedad perfectamente tratable a través de un buen juicio clínico y de la constancia del paciente. Su manejo temprano evitará secuelas y permitirá un estilo de vida saludable.