2. Si quieres compañía, pídela. Si no quieres pasar las fiestas solo, arma planes con tus amigos o gente cercana para pasar tiempo con ellos.
3. Se realista. Las celebraciones no tienen que ser perfectas o iguales a las del año anterior. A medida que las familias cambian y crecen, las tradiciones y los rituales también lo hacen. Por ejemplo, si tus hijos adultos no pueden venir a su casa, encuentra nuevas formas de celebrar juntos, como compartir fotos, correos electrónicos o videos.
4. Pon a un lado las diferencias. Trata de aceptar a los familiares y amigos como son, incluso si no cumplen con todas sus expectativas. Ten en consideración que ellos también podrían estar sintiendo los efectos del estrés y la depresión de las fiestas, y tú no lo sepas.
5. Mantén un presupuesto. Antes de ir a comprar regalos y alimentos, decide cuánto dinero puedes gastar. No trates de comprar la felicidad con un montón de regalos.
6. Planifica con anticipación. Haz una lista con lo que quieres hacer. Eso te ayudará a evitar alguna locura de última hora.
7. Puedes decir no. Decir que sí cuando en realidad quieres negarte puede ocasionar que te sientas resentido y abrumado. No te obligues a hacer lo que no deseas hacer.
8. Come y toma con moderación. Los excesos te pueden dar un alivio momentáneo, pero a la larga solo aumentan el estrés y la culpa.
9. Sé bueno contigo misma. ¡Cuídate! Toma tiempo para ti y haz cosas que te den vida y energía. Ve una película, sal a caminar, lee un libro o toma una siesta si es lo que te provoca. Tú eres el responsable de tu cuidado.
10. Busca ayuda profesional si la necesitas. A pesar de tus mejores esfuerzos, puedes sentirte persistentemente triste o ansioso, con molestias físicas, incapaz de dormir, irritable, desesperanzado, e incapaz de enfrentar las tareas rutinarias. Si estos sentimientos persisten, en tiempo y frecuencia, no temas buscar ayuda profesional.