No tenemos ninguna duda de que es importante realizar un examen médico en situaciones graves, cuando sufren un accidentes, una quemadura, una herida o hemorragia relevante, una convulsión o si pierde la consciencia.
Son otros problemas y síntomas los que, aunque puedan aparentar menor importancia, deben poner en sobre aviso a las familias y acudir a emergencia para una evaluación.
- Problemas gastrointestinales: se debe acudir con los niños a urgencias cuando aquejan dolor abdominal continuo o se producen vómitos persistentes o diarrea abundante durante 24 horas. También es un buen indicador contar si los pequeños han vomitado más de tres veces en una hora.
- Problemas para respirar: Se considera que un niño o adolescente tiene dificultades graves para respirar y se le debe llevar a urgencias cuando se le marcan o se hunden las costillas, respira rápido o escuchamos un “pitido” en su respiración. La valoración de la respiración debe hacerse cuando el niño está tranquilo.
- Cuando la fiebre es elevada: Tienen que ser evaluados para evitar posibles complicaciones. Lo mismo que si comenzamos a notar, por ejemplo, alteraciones del estado general (irritabilidad, confusión o apatía manifiestas),
- Lesiones en la piel: en el caso de las lesiones cutáneas debemos acudir a urgencias pediátricas si notamos la aparición súbita de manchas rojas en la piel con picor intenso o la hinchazón repentina de labios o párpados, ya que pueden sin indicio del desarrollo de ciertas patologías alérgicas.
- Problemas de movilidad: también aconsejamos acudir al hospital si los niños demuestran inmovilidad o descoordinación de alguna parte del cuerpo. Por otro lado, la rigidez del cuello puede hacer sospechar de un cuadro de meningitis, a tratar de forma inmediata.
Asimismo, con los bebés de menos de 6 meses debemos extremar las precauciones, ya que cualquier problema puede ser importante. Desde un llanto prolongado en el tiempo a causa de los cólicos hasta el rechazo de las tomas de lactancia.