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Psiquiatría

Ansiolíticos: el amigo no elegido

Por: Dr. Eduardo Manuel Cortina Mendoza
8 de Febrero · 3776 visitas
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Y ¿Qué tal duerme señora? ¿Cómo le va con el sueño? ¡De maravilla, doctor! Llevo años durmiendo bien.

Mi médico de toda la vida me recomendó tomar medio Alprazolam antes de dormir y santo remedio. Eso sí, sin esto no duermo doctor.

Desde 1949, con el descubrimiento del Clordiazepoxido, comenzó la era de los ansiolíticos en el mundo. Sin embargo, no se estimó el gran alcance que éstos lograrían hasta la actualidad. Así, en los años sesenta, los ansiolíticos, anteriormente conocidos como “tranquilizantes”, comenzaron a ser usados de forma masiva en Europa y Estados Unidos, convirtiéndose en los grandes protagonistas para efectos de resolver, de forma rápida, el insomnio y la mayoría de los síntomas ansiosos.

Es importante precisar que los ansiolíticos son excelentes medicamentos, muy efectivos y necesarios para aliviar una cierta variedad de síntomas agudos en psiquiatría, así como algunas patologías neurológicas. Sin embargo, con el paso de los años, los problemas del consumo a largo plazo y el descontrol en la prescripción de los ansiolíticos comenzaron a ser un problema tanto para los médicos como para los pacientes. En efecto, el uso abusivo de estos fármacos pasó a ser antes que un beneficio, una dificultad adicional. Así, los síndromes de abstinencia que padecían los pacientes que, por alguna razón, dejaban de tomar “la pastilla diaria”, abrían un nuevo espectro de análisis sobre los riesgos de este grupo de moléculas.

Algunos de los principales efectos secundarios debido al uso prolongado de ansiolíticos son la disminución de la memoria a corto plazo, la pérdida de equilibrio, la somnolencia y, principalmente, la dependencia. Estos efectos son completamente evitables y reversibles con una prescripción y uso adecuados de los ansiolíticos. Por ello, aspectos como el mecanismo de acción, tiempo de efecto, uso correcto y efectos adversos de los ansiolíticos han sido, cada vez más, identificados, estudiados y analizados. No obstante, la necesidad de uso por parte de las personas ha seguido en aumento y se ha generado, de alguna manera, una tendencia a medicalizar situaciones habituales de la vida diaria que no requieren, en realidad, la prescripción de estos fármacos.

Es así que, actualmente, el consumo de benzodiacepinas es, para el psiquiatra, un problema que tiene que resolver en la consulta con los pacientes, debido a la frecuente necesidad de retirarlas de planes de medicación implementados por especialistas no psiquiatras o, incluso, por profesionales no debidamente capacitados en la correcta prescripción de estos fármacos. Por consiguiente, los ansiolíticos necesitan ser usados de forma adecuada, por un tiempo determinado y con una debida supervisión por parte del psiquiatra.

En consecuencia, es de suma importancia una debida capacitación y entrenamiento en el manejo de los ansiolíticos. De igual manera, es fundamental que se sepa explicar, de forma clara, a los pacientes el tiempo y forma de consumo de los mismos y que también se les haga comprender que éstos no pueden ser recomendados a terceros sin una previa evaluación y prescripción médica.