banner
Pediatría

Anemia ferropenica en pediatría

Por: Dr. Diego Luis Seminario Vidal
3 de Mayo · 869 visitas
Comparte en:
FacebookTwitterLinkedin

Es la anemia más común en la población pediátrica, pero por sus síntomas inespecíficos y de instalación lenta, muchas veces hay demora en su diagnóstico y tratamiento.

Todos los glóbulos rojos (las células que transportan el oxígeno en la sangre) tienen hemoglobina, cuyo componente principal es el hierro.

El hierro le da la fuerza a la hemoglobina para unirse al oxígeno para llevarlo a donde sea necesario.

Los niños que no ingieren hierro adecuadamente o que lo pierden por algunas patologías no pueden fabricar suficiente hemoglobina, lo que se traduce en menos glóbulos rojos o glóbulos deficientes.

En un niño en desarrollo, este déficit puede causar alteraciones en crecimiento, ganancia de peso, desarrollo cerebral y déficit de energía, lo que va a ocasionar problemas en comportamiento  y en el aprendizaje.

CAUSAS:

En países en desarrollo como el nuestro, la causa más común es la falta de aporte de hierro por dietas ineficientes.

Otras causas para desarrollar anemia son, consumo excesivo de leche de vaca (dificulta la absorción de hierro), alergias alimentarias, desarrollo rápido en la pubertad y menstruación excesiva.

SÍNTOMAS:

Por lo general los síntomas son inespecíficos al inicio, pero cuando la cantidad de hierro en el cuerpo no genera la hemoglobina adecuada el niño podría tener:

  • Cansancio y debilidad
  • Palidez
  • Taquicardia
  • Irritabilidad
  • Mala ganancia de peso y talla

DIAGNÓSTICO:

En la consulta pediátrica, por presentar los síntomas previamente mencionados.

En algunos pacientes como menores de un año o con factores de riesgo como prematuros, enfermedades crónicas o historia de mala ingesta de alimentos ricos en hierro, se podría pedir exámenes para descartar anemia sin tener los síntomas asociados.

En pacientes diagnosticados que no responden al tratamiento inicial, se debería verificar cómo es administrado el hierro, otras causas como pérdidas gastrointestinales u otros tipos de anemias.

TRATAMIENTO:

Dependiendo del grado de anemia, se indica aumento de hierro en la dieta y/o suplemento  con sales/compuestos de hierro.

Se sugiere no ingerir los alimentos o los suplementos de hierro con leche o bebidas con cafeína ya que estos alimentos dificultan su absorción. Mientras que los alimentos con vitamina C como los cítricos, la favorecen.

Al mes del tratamiento se debería tomar un control y a los 3 meses debería haber mejorado la anemia.

En lactantes de 6 meses que tomaron leche materna exclusiva, mixta o una fórmula sin hierro, se sugiere la administración de hierro por 3 meses (OMS, APP), para mejorar las reservas de hierro en sus cuerpos.

Las buenas fuentes de hierro incluyen: carne roja, ave de corral oscuras, pescado de carne negra, pescado azul (atún, salmón), yema de huevo, vegetales de hoja verde, arvejas, frejoles, pasas y pan integral en grano.

Se debe resaltar que la biodisponibilidad  (facilidad para absorber el hierro de los alimentos) es mucho más alta en los alimentos de origen animal (6 a 10 veces más).

Servir junto con alimentos o bebidas ricas en vitamina C (tomates, brócoli, zumo de naranja, fresas, etc.), mejora la absorción de hierro en el cuerpo.