Un ACV puede ser isquémico si se obstruye un vaso sanguíneo, o ACV hemorrágico si hay ruptura de un vaso sanguíneo o de un aneurisma.
En un ACV se mueren, aproximadamente, dos millones de neuronas por minuto. Por ende, mientras más tiempo transcurre el paciente sin atención médica, más tejido cerebral se ve afectado.
Esto aumenta la probabilidad de que la persona quede con secuelas como parálisis en un lado del cuerpo o hemiplejía, pérdida de la habilidad para hablar o afasia, entre otras afecciones físico psicológicas.
Hay un plazo de tres horas desde que empiezan los primeros síntomas del ACV para que el paciente sea atendido en un centro especializado, lo que evitaría un daño cerebral permanente o la muerte.
Recuerda que el ACV se puede tratar, pero solo si se actúa rápidamente. Por eso, conoce las señales para detectarlo:
Reconoce los primeros síntomas del ACV
F = FACE (cara) Pídele a la persona que sonría. ¿Un lado de la cara está caído?
A = ARMS (brazos) Pídele a la persona que levante ambos brazos. ¿Un brazo se desvía hacia abajo?
S = SPEECH (habla) Pídele a la persona que repita una oración simple. ¿El discurso suena arrastrado o extraño?
T = TIME (tiempo) Si observas alguno de estos signos, de forma independiente o todos juntos, llama de inmediato a emergencias.
Si los síntomas desaparecen, el paciente igual debe ir al médico de inmediato. Ten en cuenta que, por lo general, cuando los síntomas son temporales es porque está ocurriendo un ACV menor o accidente isquémico transitorio (AIT).
Si bien es cierto que el AIT no daña las células cerebrales ni causa discapacidad permanente, suele ser una señal de que la persona está en riesgo de sufrir un ACV.
Una de cada tres personas que tiene un AIT, sufre luego un accidente cerebrovascular. Además, el riesgo de ACV es especialmente alto dentro de las 48 horas posteriores a un AIT.
Lo recomendable es acudir a emergencias, pues los síntomas del ACV y del AIT son idénticos.